Sorteo Rosalita McGee, aqui

¿Quieres participar en nuestro reto? sólo tenéis que enviarnos una fotocon un look,  toda la información aquí,

Te gustaría votarnos en el Concurso Marie Claire, puedes localizarnos al final de la página aquí

Una de las pruebas infalibles de una relación es llevarte a tú chico de compras. Para ser sincera era una experiencia que nunca había probado y creo que fue por la falta de conocimientos que me pareció interesante lo de ir a comprar ropa con él. Por norma suelo ir a comprar sola, a veces comparto la experiencia con mi hermana y como mucho con Susana, pero para mi lo divertido de comprar es la adquisición del producto, he observado a lo largo de mi vida que la gente convierte el ir a comprar en una salida con las amigas lo cual me parece genial, y aunque es práctico que te vayan a buscar una talla más o menos sin tener que vestirte otra vez, rara vez voy acompañada. Es algo que me gusta hacer sola y si puedo me gusta ir cuando en teoría no va nadie, cosa que no puedo hacer muchas veces, pero de ilusión también se vive. Además no todo el mundo resulta útil a la hora de ayudarte, y para sorpresa mia resultó que Toni no había nacido para ello, fue el momento en el que descubrí o más bien sospeché que esa manera tan elegante de vestir no era cosecha propia, y que tal vez otra persona era la que llenaba los cajones de su armario, y por mis propios intereses espero que esa persona sea su madre. Pero elocubraciones aparte, la cosa empezó accidentalmente, parece ser que habíamos quedado por la tarde, digo lo de parece ser, ya que yo no lo recordaba, así que cuando terminé con mis quehaceres laborales, me fuí a casa, no estaba en la oficina así que no hablé con Toni. Necesitaba ir a comprar unas rebequitas, para combinar con los jerseys de primavera, lo que me pasa siempre, no tengo ropa de entretiempo. Así que me cambié para ir más comoda y cuando me disponía a salir por la puerta de mi casa me sonó el móvil, era Toni.

-¡Hola guapa!
-¡Hola!
-¿Vengo a tú casa?
-Bueno, ahora me iba de compras.
-Ah pues vengo.
-Vale.

Así que quedamos en mi casa. Cuando llegó.

-Nos vamos, que me van a cerrar.
-Vale.
-¿Qué tal la tarde?
-No me he movido de la oficina.
-Yo me lo he pasado muy bien, esto de ir conociendo el mundillo de las proveedores, ah y he encontrado una tela que me encanta para tapizar el sofá.
-Qué guay.
-Vaya. Creo que voy a tardar menos de lo que me esperaba en terminar la decoración, he tenido suerte, los pintores están a punto de terminar. Mañana por la mañana tengo que volver.
-No te estás quieta.
-Me encanta, un poco de acción.-Le soneí y él se acercó a mi y me besó.
-Guapa.
-Gracias.-Y seguimos andando.

Ya en la tienda. Me puse como loca a buscar mis rebecas, el pobre Toni en aquel momento se convirtió en uno de aquellos pobres chicos que en más de una ocasión he visto, siguen a sus mujeres, se sientan a esperar fuera de los probadores y se aburren solemnemente. Aunque a nosotras nos guste que nos acompañen hay que reconocer que ellos lo hacen o bien por disfrutar de nuestra compañía o por que se ven obligados a ello.

-No tardaré mucho.
-No te preocupes no tengo prisa.
-Mira ésta que bonita. ¿Te gusta?
-Si te gusta a ti.
-Está claro que a mi me gusta, pero a ti te gusta.
-A ti todo te queda bien.
-Gracias por el cumplido pero no has contestado a mi pregunta.
-No se, yo no me entiendo de estas cosas, yo solo se que siempre que te veo vas muy guapa.
-Bueno, me la probaré.- Me la coloque en el brazo, y seguí buscando. Me emocioné bastante y vi unos vestiditos preciosos, decidí probármelos, cuando llegué a los probadores llevaba diez prendas y de ellas sólo había  dos rebecas, siempre me pasa igual. Cuando entré en el probador Toni se quedó fuera. Me puse un vestido y salí al pasillo para que Toni me viera, y no estaba, vaya pensé este no va servir para ir de compras, me probé otro y me iba pequeño, así que asomé la cabeza por la cortina por si veía a Toni me fuera a buscar otra talla, no le vi, al final me volví a vestir y decidí quedarme con las rebecas y el vestido que me había quedado bien y cuando salí del probador, vi a Toni.-¿Donde etabas?
-Aquí.
-No aquí no porque he salido a enseñarte un vestido y tú no estabas.
-Enserio que estaba aquí, mira estaba mirando estas chaquetas.
-Bueno pues yo he salido una vez y me he asomado para pedirte que fueras a buscar otra talla y no te he visto.
-Pues estaba aquí.
-Voy a pagar esto y nos vamos.
-Vale. Date prisa que te invito a una caña.
-Vale. -Menos mal que me gusta ir a comprar sola.

Pagué las compras y nos fuimos a por la cerveza. Algo me quedo claro de la experiencia y es que Toni era un hombre y aunque no hubiera resultado ser un personal shopping, era mi Toni y me gustaba igualmente, así que ya podía oficialmente entrar en una conversación de chicas y comentar, pues mi novio no se entera a la hora de ir de compras.