AVELINA XXII
Llegamos al restaurante, era una marisquería. Nos pusimos en la barra mientras que esperábamos que nos dieran mesa. Toni no había reservado.
-Tú que quieres beber.-Dijo Toni.
-Una caña, ¿tú que vas a tomar?
-Lo mismo que tú.-Nos sirvieron las cañas, tenían una pinta exquisita.
-¿Has ido a la piscina?
-Al final no, he ido a la peluquería.-Hablas demasiado pensé.
-Estás muy guapa.
-Gracias. -Lo miré a los ojos, que guapo.
-¿Tienes hambre?
-Mucha.
-¿Habias estado antes en este restaurante?
-No, es mi primera vez.
-A mi me gusta mucho, suelo venir con mis padres, algún que otro domingo. Mi madre nunca ha sido de cocinar y mi padre menos, desde muy pequeño siempre salimos los domingos.
-¿Todos?
-Sí estoy de viaje no, pero sí estoy en Madrid siempre.
-Buena costumbre, nosotros solemos comer en casa por norma general, mi madre hace una paella, o un arroz caldoso.
-Qué bueno, nosotros como vamos a restaurantes no tenemos ningún plato fijo, depende del humor con el que se levante mi madre, que suele ser la que elige el restaurante, menos en mi cumpleaños que elijo yo.
-¿Sólo en tú cumpleaños?
-Sí, es como una concesión que se me otorgo de niño y sigue instaurada en la rutina.
-A mí y a mi hermana, el día de nuestro cumpleaños mi madre nos dejaba merendar Cuates en vez de bocadillo de queso.
-No se lo que son.
-¿No sabes lo que son los cuates?
-No, pero no me linches, jejeje.
-Tranquilo, pero mira que no saber lo que son los cuates , eran unas galletas con chocolate, en cada paquete venían cuatro, era un paquete rectangular dos arriba y dos abajo se juntaban por el lado del chocolate y si era el cumpleaños de Ángeles, que es en junio, estaban super pegadas porque ya hacía algo de calor.
-Ya veo que los cuates son importantes.
-Sí, lo que pasa que no los he vuelto a ver. Tampoco es que ahora coma muchas galletas.
-A mi de pequeñito me gustaban las panteras rosas.
-Yo sí que se lo que son las panteras rosas.
-Chica lista.-Y me dió un golpecito con el nudillo del dedo indice y me sonrió.
-Ya pueden pasar.-Dijo el camarero.
Nos sentamos en una mesa con mantel a cuadros, azules y blancos, y cubre blanco, el mobiliario era del año de la catapún, lo mismo que la mantelería y los camareros tenían todos por lo menos cincuenta años, se veía que llevaban toda su vida trabajando en el restaurante, todo ello le daba un toque original y encantador al sitio.
-¿Te gusta el sitio?
-Sí. Tiene caracter.
-Qué forma más diplomática de decir que es viejo.
-Pero tiene su encanto.
-Yo te he traido, porque creo que lo importante es la comida y además porque comiendo marisco se aprende mucho de las personas.
-Enserio, exponme esa teoría.
-No puedo.
-¿Por qué?
-Porque si te la expongo ya no podré aprender de ti.
-Esto no vale, ya has pervertido mi conducta, ahora me siento observada, condicionada no puedo ser natural, el resultado estará manipulado.
-No es un sistema tan complicado, simplemente quería saber si te comes las gambas con tenedor y cuchillo o si usas las manos.
-Las manos, faltaría más, como puedes disfrutar una gamba si usas cubiertos.
-Me alegra tu respuesta.
-Pero quiero añadir una pega.
-¿Cúal?
-Hay que ser muy sexy para comer marisco en una primera cita y no se sí estaré a la altura.
-Lo siento Avelina, pero esto no es una primera cita, es una segunda, desde mi punto de vista el otro día en mi casa fue nuestra primera cita. -Que emocionante resultaba esa pequeña discusión que transcurría con la vista fija el uno en el otro y con un juego coqueto por parte de los dos.
-Difiero, si cuentas el encuentro casual con visita a tú terraza como primera cita, podríamos tener en cuenta a la vez que fuí a cenar contigo y tus amigos.
-No, no estoy deacuerdo, no puede tenerse encuenta ese día.
-¿Por? Espero que tengas un buen argumento, jejeje.
-Lo tengo.
-Dime.
-No puede contarse como primera cita porque tú todavía no te habias fijado en mi, se puede decir que fuí una vía de escape, un plan alternativo que cubria más tus expectativas que el que te habían propuesto.
-Buen argumento.-Me quedé sin palabras, no quería confirmarlo pero era cierto, yo quedé con Toni porque era un compañero de trabajo y no tenía ganas de ir a cenar al Chino.
-Entonces qué aceptas esta cena como una segunda cita.
-Vale, pero no le veo la importancia.
-La tiene.
-¿Si?
-Sí ya que me permitirá besarte cuando te deje en casa y seguir siendo un caballero.
-¿Y tenemos qué esperar a que me acompañes a casa?-El muy sinvergüenza ya me había hecho temblar.
-Claro, que clase de hombre crees que soy. Y por cierto apaga el móvil, jejeje.
-Lo he dejado en casa.
-Buena medida.¿Pedimos?
-Vale. ¿Tú que quieres? A mi en cuestiones de marisco me gusta todo, por mi elige tú. Yo solo exijo pulpo a la gallega y albariño.
-Unas peticiones muy acertadas.
Me levanté para ir al baño a retocarme y me giré para mirarle y allí estaba brindándome una sonrisa, parece que sí, pensé. Puede que este lo diga enserio.
8 comentarios
No me lo creo!!jajaja Ains, me encantan estas historias!! Quiero maaaaaaaaasss!!jejeje
ResponderEliminarBesos, Ana's Sales
http://doityoursales.blogspot.com/
OOOOOOh! Qué cita más chula!
ResponderEliminarPero mira que no saber lo que son los cuates :)Me ha hecho mucha gracia, a mí también me encantaban de pequeña, y hace años que no los he vuelto ver...
¿En el próximo capítulo el beso?
Jajaja tengo ganas de ver cómo termina esta cita.
ResponderEliminarUn saludo! :)
buen finde.
Gracias chicos por los comentarios, me encanta que os divierta, besitos.
ResponderEliminarWow que buena cita!! Y el dialogo entre ellos? Encantador y sexy!!
ResponderEliminarMe he quedado con ganas de más!! Ojalá llegue pronto el proximo vierenes par enterarnos del beso =)
Genial...
ResponderEliminarBs...
Donde puedo leer el segundo capitulo??? ;)
ResponderEliminarHola, muy interesante el articulo, muchos saludos desde Colombia!
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios