Viernes en casa a la una y cuarto, comida preparada, pelu a las cuatro y cita con chico guapo a las diez. Un buen plan. El jueves por accidente, paseando, vi en el escaparate unos exquisitos Pura López de color rosita, y pensé, que bonitos, a la vez que recordé que tenía un cluth que podía combinar a la perfección, eran sin duda los complementos que hacían que mi vestido fuera todavía más bonito, me quedé sin excusas para no comprarlos. Había colocado el vestido extendido en la cama con el cluth al lado y los zapatos en el suelo. Como me gusta estas grandes ocasiones en las que tiras la casa por la ventana, aunque no sea el momento, y te compras un conjunto. Susana se había apuntado a la pelu, y yo había planificado una sesión importante. Manicura, pedicura, tinte y peinado. La depilación me la había hecho el día antes. Analizándolo todo se podía decir que casi había invertido dos días sin contar la jornada laboral para asistir a una cena. Por un momento me puse nerviosa y si en vez de a un restaurante o a su casa se le ocurre llevarme a un picnic. No sé como me las apañaría con los tacones, bueno si me lleva a un picnic me aguanto, pensé y dejé el tema. Comí e hice una siesta rápida, al despertar llamé a Susana, quedamos en que pasaba por mi casa y así veía el conjunto antes de ir a la pelu. Llegó un poco tarde.

-Hola

-Hola, llegas tarde.

-Nos da tiempo ¿donde está?

-En mi habitación, ven.-Y nos fuimos a mi cuarto.

-Oh que guapa vas a estar.

-Eso espero, por que me he gastado un pastón, no se si me he pasado.

-¿Por?

-Hombre el vestido no me ha salido tan caro, pero los zapatos.

-Sí, pero son una monada, y los usaras más de una vez.

-Eso espero, venga vayámonos que me tiene que bastar el tiempo.-Salimos.

-¿Qué peinado te vas a hacer?

-He pensado en un recogido.

-Te vas a poner algún collar. Quedaría bien con el vestido.

-Tienes razón, pero había pensado sin joyas así el bolsito y los zapatos resaltan más.

-También, y a qué hora has quedado.

-A las 10.

-No sé si te bastará el tiempo.- Me dijo con ironía.

Llegamos a tiempo a la peluquería. A la salida me sentía especial, con las uñas pintadas de rosa, me habían hecho un recogido, me gustaba mucho. Nos fuimos a tomar algo, solo eran las siete, yo pensaba que tardarían más, pero por suerte para nosotras no fue así, así que fuimos a una terracita a tomarnos una caña.

-Sabes quien me llamó ayer.-Dijo Susana.

-¿Quién?

-Dario.

-Qué pesado.

-Dice que necesita hablar contigo y si podía darte el recado. Había pensado no decírtelo hasta mañana, pero luego Carlos me ha hecho sentirme culpable.

-¿Culpable? ¿por?

-Yo que sé de que quien soy yo para no decírtelo.

-Pues eres Susana, me parece una razón importante, lo que no entiendo es porqué todos pensáis que voy a caer en las redes de Dario.

-Porque sientes debilidad.

-Tal vez, pero no soy tan débil, le dejé una vez y no sufrí tanto. Además en este preciso momento no siento el más mínimo interés en él. Si te soy sincera puedo decir que me aburre, el otro día se presentó en la oficina, le vi hablando con Toni, estaba con mi hermana en la cafetería de enfrente. No hace más que llamar, que agobio.

-Bueno no será para tanto.Tal vez es cierto que tiene algo importante que decirte.

-Ya le llamaré pero hoy no. Y tú ¿Qué plan tienes?

- Ninguno, Carlos sale con sus amigos, y tú tienes una cita.

-Llama a las chicas.

-Las he llamado, pero la única que no tiene plan es Isabel y no me apetece mucho ir a su casa a ver una peli, casi prefiero ponerme el pijama y verla tranquila en casa.

-Buen plan.

-Vaya.

Nos terminamos la caña y fuimos hacia mi casa, Susana se quedó hablando conmigo mientras me preparaba, a las nueve y media se fue para no coincidir con Toni, y a las diez en punto sonó el timbre. Hablé con él por el interfono y baje. Cuando salí a la calle allí estaba tan guapo como siempre. Nos dimos dos besos, y cogimos un taxi.

-¿Donde vamos?

-A cenar.

-Ya, pero voy bien en tacones.

-Creo que sí, mira como voy yo. No tengo pinta de ir a jugar a la petanca.

-La verdad, no sé.

-No te metas conmigo Avelina, ya sé que no estoy a tú altura pero tampoco voy tan mal.

-Tienes razón vas muy guapo.

-Menos mal, un piropo.

-No creo que sea la primera vez.

-Créeme Avelina es la primera vez, me habría dado cuenta.

-Vale.-Me quedé pensando. Cabía la posibilidad de que así fuera.

Nos quedamos un ratito en silencio como sí nos conociéramos de toda la vida, un silencio cómodo, por lo menos para mí, y sin darme cuenta me cogió la mano, me giré y le miré, él me sonrió y nos quedamos así, cogidos de la mano, todo el trayecto.