Avelina XVIII
Cuando llegué al restaurante le encontré sentado en la barra, ya se estaba bebiendo una caña, y no tardé en pedirme una para mi. Juan Carlos nunca había sido un chico extremadamente guapo, tenía su atractivo eso es cierto, y sin duda lo más interesante que tenía era esa extremada y aguda inteligencia. Recuerdo las cartas que nos mandábamos cuando estudiaba fuera, eran geniales, llenas de mensajes ocultos que uno entendía si quería entender. Lo que sentí al verle fue una enorme alegría que me hizo sonreir, no sentí atracción física alguna pero sí sentí que independientemente del paso de los años seguía siendo mi amigo, y que debía de ser una de aquellas relaciones sumamente intensas ya que diez años no nos habían dejado indiferentes. Lo primero que hizo al verme fue darme un abrazo que yo correspondí, fue agradable.
-Sigues tan guapa como siempre Avelina.-Era justo lo que quería oir.
-Muchas gracias, te veo muy bien.
-Gracias.
-No sabes lo contenta que estuve cuando ví tú mensaje en el facebook, menudo invento.
-Sí, lo que queda mucho que regular, jejeje
-Vaya, como te descuides, te roban hasta la identidad.
-Vaya, yo lo tengo todo en privado.
-Igual que yo.
-Sí, menos mal que tú nombre es original, tú ni tienes foto.
-No, me da rabia que no me dejen privatizar mi pérfil al completo.
-Tienes razón, pero cuentame, ¿Qué tal?
-Muy bien.
-Me han contado que trabajas en un despacho de arquitectos.
-¿Quien te lo ha dicho? Creía que no teníamos amigos en común.
-No desvelaré mis fuentes. Sigues analizándolo todo.
-Se hace lo que se puede.
-¿Qué estudiaste arquitectura?
- Arquitectura de interiores.
-¿Qué es un despacho de arquitectura de interiores?
-No, en realidad todavía no me he puesto en marcha, estoy de secretaria, empecé allí tras el instituto,¿ no te acuerdas?
-Sí, cuando yo me fui a Barcelona a estudiar.
-Correcto. A los años de estar allí al final me decidí a estudiar, fué después de que perdieramos el contacto. Luís mi jefe me ayudo mucho con lo de los horarios.
-Bien hecho Avelina, si te soy sincero pensé que el hecho de haberte puesto a trabajar tras el instituto frenaría lo de estudiar.
-Ya ves al final me decidí, pero no se para que.
-¿Cómo que no sabes para que?
-Para hacer de secretaria no es necesario pegarte estas palizas de estudiar.
-Es cierto, pero tú evolución como persona ha cambiado, y la experiencia universitaria vale la pena.
-Bueno lo primero no te lo discuto, pero experiencia universitaria creo que tuve poca.
- Y qué cuando te pones.
-Cómo que cuando me pongo.
-Hombre no me vas a hacer creer que mi Avelina va a estudiar una carrera para quedarse de secretaria.
-Pues no se ni por donde empezar, además estoy bien ahora mismo.
-No, no estás bien cariño, tú has nacido para triunfar, no para ser una conformista.
-Gracias, me lo pensaré.-Dije para frenar la conversación, sabía que tenía razón y además empezaba a saberme a poco la victoria de estar guapa.
-Mira nos llama la camarera ya tenemos mesa.
Mientras nos dirjíamos a la mesa no pude evitar durante un segundo pensar en lo que me había dico Juan Carlos. Pero decidí posponerlo hasta más tarde.
-Qué hambre tengo.
-Yo también.-Dijo Juan Carlos, siempre había sido un hombre de buen apetito, bueno chico, ya que yo le recordaba como un chico.
-Y tú, cuentame, terminastes la carrera de derecho.
-Sí. Y soy abogado, me va bien. ¿Tienes novio?
-No. he quedado con un chico fantástico el viernes. Pero no lo puedo catalogar.
-Claro.
-Llamé a tú casa, un año después de la última vez que nos vimos y tú madre me contó que vivias con tú novia, allí en Barcelona, ¿Sigues con ella?
-Qué va, salí con ella unos 7 años. Fue durante el doctorado y mientras trabajaba en un despacho de por Barcelona, luego terminó y volví a Madrid, ahora estoy en mi propio despacho, somos 3 abogados, compartimos gastos.
-Era francesa, ¿no?
-Sí, que enterada estás.
-Me lo dijo tú madre, me llamó la atención que inmediatamente después de decirme que estabas enamorado de mi, te costara tan poco enamorarte de otra, recuerdo que pensé no estaba tan enamorado como dijo.
-Qué tendrá que ver.
-¿Cómo que qué tendrá que ver?
-No tiene nada que ver Avelina, qué querias, que me dedicara durante un largo periodo de tiempo a llorar por las calles de Barcelona.
-No, pero no lo entiendo.
-Pués es sencillo, me dejaste claro que no querias saber nada de mi y yo me busque la vida.
Llegó el camarero y nos pidió que íbamos a cenar.
4 comentarios
jajaja vaya contestación le ha dado Juan Carlos! La verdad es que bien mirado, tienen razón los dos! BESOS!
ResponderEliminarQue bonito! Un beso
ResponderEliminarjajaj qué directa en las últimas líneas!!! tien razón, si no quería nada, para qué llorarle XDDD jajaja un besín ^^
ResponderEliminarmuy bueno!
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios